domingo, 21 de febrero de 2010

Cállame con un beso


Enredados en la semipenumbra de la habitación, que alargaba una noche ya hacía rato muerta de forma artificial, ella ensortijaba sus rizos entre los dedos, con la cabeza apoyada en su pecho.

- ¿Me quieres?

El se incorporó un poco, mirándola desde arriba con sus ojos juguetones medio entrecerrados, como cuando le daba el sol en ese color de hielo líquido que se fundía cuando le sonreia.

- Claro que te quiero.

- Entonces...¿me quieres incluso cuando estoy enfadada y me pinto los labios rojos? ¿me quieres aunque sea una tonta y me enfurruñe con la cama cuando no la comparto contigo? ¿me quieres cuando estoy triste y pongo música a todo volumen para ir cantando por toda la casa a voz en grito? ¿me quieres cuando escribo cosas cursis porque te hecho de menos? ¿me quieres cuando estoy agobiada y tengo que hacer cosas sin parar, deprisa, correteando con una niña detrás de una pelota que se escapa? ¿me quieres cuando fumo demasiado, como las putas viejas, y dejo la boquilla manchada con mi carmin? ¿me quieres cuando te llamo en mitad de la noche porque he tenido una pesadilla y me ha entrado frio?

- Claro que te quiero...¿a que viene esto?

Ella seguía enroscándo sus dedos obstinadamente entre su pelo, como intentando enderezar aquella masa de reveldes caracoles, bolcheviques de una revolución silenciosa, callada.

- ¿Y tu?¿Me quieres a mi?

De repente, los dedos cesaron su tarea contrarevolucionaria, como rindiéndose ante lo inevitable. Ella se incorporo sobre un codo, cerca de él, tanto, que su aliento la quemaba, y suspiró.

- Claro que sí, pero te quiero más por la mañana, cuando me despiertas con un beso, y me hueles el pelo cuando crees que no me doy cuenta. Cuando el sol te rompe los ojos en un arcoiris de mil tonos diferentes, y si me quedo mirándolos me pierdo y no sé lo que estaba diciendo. Cuando me acaricias desnuda y me haces el amor para darme los buenos días, como si fuera mejor que mil millones de tus crêpes de chocolate favoritos juntos. Cuando tus labios son lo primero que desayuno. Cuando...anda, hazme un favor, cállame con un beso.

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