miércoles, 3 de marzo de 2010

No me mires así, sabes que soy tonta


No me mires así, ya sabes que soy un poco tonta...Sabes que soy una cursi, que me encantan esas chorraditas como decirte "te quiero" a cada rato, sobre todo cuando me haces el amor; que me digas "guapa" tu cuando menos me lo espero y más desastrada me siento y a mi se me ponga cara de niña con mi sonrisa con hoyuelos; que, aunque vaya de dura con mi chaqueta de cuero, me encanta que me abraces en mitad de la calle porque tengo frío, rodeándome totalmente por la cintura y tener que ponerme de puntillas para darte un beso; que no hay nada mejor que cuando me abrazas en la cama antes de dormirnos y levantarme por la mañana, aunque sea muy temprano y tenga frío, solo para despedirte con un millón de besos y desearte que pases un buen día; que compartas un cigarro conmigo solo porque no me apetece un entero y me gusta sentir la marca de tus labios en la boquilla; que me gusta ver pelis románticas contigo, atrapándote con mi abrazo de oso en el sofá, y mirarte cuando creo que no me ves para darte un beso furtivo en la boca, qu ete pille por sorpresa, aunque nunca lo consigo...No te sorprendas tanto, ya te dije una vez que soy un poco tonta...

lunes, 1 de marzo de 2010

Tus dedos en mi espalda


Abri los ojos sonriendo en medio de la semipenumbra, tratando de identificar lo que me habia hecho despertarme apenas tres horas después de habernos acostado, ya casi de día. Entonces sentí tus dedos recorrer mi espalda arriba y abajo, haciendo slamlom, y tu aliento en mi nuca mientras me susurrabas:

- Me encanta tu cintura, la curva que dibuja con tus caderas.

Yo gemi bajito, casi como un ronrroneo, pero no me moví.

- ¿Cuanto tiempo llevas despierto?- Mi voz parecia venir del más allá, de mi propio País de Las Maravillas.

- Un rato...El suficiente para ponerme cachondo solo con mirarte, como me paso anoche, en la discoteca...Te veia moverte al rito de la música, tus tetas marcadas contra la camiseta, tus caderas con un balanceo casi obsceno...Te juro que estuve a punto de seguirte al baño y follarte alli mismo.

Entonces si, empecé a notar la humedad que me empapaba y me giré hacia ti, con esa sonrisa de niña traviesa que se me pone cuando quiero follar, y te rodee con mi pierna.

- ¿Y por qué no lo hiciste?

Tus dedos habian dejado de recorrer mi espalda y ahora jugueteaban con mis pezones erectos, mientras sentía tu polla, dura, contra mi vientre.

- No se, quizá me dio un poco de palo dejar alli a tu amiga y mis amigos plantados, iba a dar un poco el cante, ¿no crees?

De repente, tus dedos dibujaron una caida en picado hasta el centro del incendio que tenia entre las piernas y profundizaron a explorarme. Yo jadeé.

- ¿Desde cuándo me importa a mi dar el cante?Tenías que haberlo hecho- te reproché entrecortadamente entre besos, mientras mis manos descendían rápidamente hasta tu ávida entrepierna.