miércoles, 10 de noviembre de 2010
Mi casualidad favorita
Buscando refugiarme en los contornos de tu cuerpo, aún me sorprende encajar a la perfección. Y si esto no es comer perdices, que vengan los cuentos y nos lo discutan, que me sobra mala leche de madrastra para defender nuestro por siempre jamás. Y es que te has convertido en mi casualidad favorita, y eso que ha habido demasiadas ya en esta vida de madeja de alambres enredada que arrastro conmigo al caminar. Y aunque las truchas no nos gusten y no haga falta que te lo repita, el día menos pensado aparezco con un loro, uno de esos enormes, verdiazules, para que lo plantes en medio del salón. Te lo juro.
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