jueves, 17 de abril de 2008


Torbellino mental...Las ansias creativas me están consumiendo en la vorágine de su imperiosidad. Llevo demasiasdo tiempo sin un instante para dedicarle a lo que más me gusta, a mi necesidad vital, y las ansias me queman los dedos si no escribo...Una inquietud literaria que me esfuerzo en ignorar, a la que no tengo tiempo de hacer caso, se ofende como una amante celosa y caprichosa que se siente abandonada si razón...

Y se esfuerza en hacerme sufrir...Me tortura apareciendo en cualquier momento y lugar, siempre donde no tengo cómo plasmarla, apenas esbozados unas pocas líneas, en un papel o cualquier tipo de soporte que me siva para no perderla, para atraparla y hacerla perdurar hasta que encuentre el momento de darle rienda suelta...Indignada, se regozija en martirizarme cuando viene y se va...Me castiga en mi dejadez y se ríe de ello...

Y yo... Yo le juro que volveré...

Deseperada le hago mil promesas, mil guiños de complicidad en líneas casi arrebatadas, escritas en instantes de futilidad...Apenas retazos de todo lo que tengo que sacar; que mi alma sobrecargada necesita volver a crear vacías palabras que le alivien la necesidad...

lunes, 14 de abril de 2008

La otra mitad

Cuentan las leyendas de un tiempo sin ley, cuando dioses y humanos convivían en La Tierra y el pecado o la virtud no estaban separados por el Limbo, que los seres humanos éramos dos y uno, que los antiguos dioses de la naturaleza y el amor nos crearon con una mitad inseparable, nuestra pareja ideal, con la que nos uníamos en perfecta conexión y armonía por el resto de nuestras vidas.

Y la gente era felíz. No se conocían ni el dolor, ni los celos, ni la traición...

Las personas convivían en paz.

Hasta que un día la envidia hizo su aparición y marcó a uno de esos seres antiguos. Lo fue llenando de odio, rencor y impulsos violentos. Quería ser independiente, no vivir a la sombra de nadie y un día ya no lo soportó...Mató a su mitad, a su otro yo, y, de repente, se sintió más solo y vacío que nunca...

Trató de esconderse, de ocultar su aberrante error, pero los dioses, implacables, dieron con él...

-¿Que has hecho insensato?- le espetaron- Te dimos la completa felicidad y tu la has desperdiciado. Por tu egoísta atrocidad pagará toda la humanidad. A partir de ahora, todas las parejas alquímicamente perfectas se separarán y los que nazcan el lo sucesivo estarán condenadas a la soledad...

Y desde entonces las personas están incompletas y condenadas toda su vida a buscar esa mitad que un día los dioses les arrebataron...