sábado, 26 de julio de 2008

Contrastes


Hay veces en que uno visita un país, una comarca o una ciudad con una idea preconcebida, piensa que la gente será así o asá y que el paisaje o las costumbres serán de tal o cual manera. En mi modesta opinión, esta no es la forma correcta de viajar: la imagen del lugar visitado está marcada, de antemano, con la idea que TU tienes de lo que debe o no debe ser y, si esa idea no se corresponde con la realidad, quedas profundamente decepcionado y, automáticamente, calificas ese lugar de "feo" o algo similar.

Sin embargo, yo, en esta ocasión no he caído en ese deplorable vicio y he viajado con mi mente totalmente en blanco, sin ninguna idea, sin ningún prejuicio, y lo que he descubierto me ha fascinado.

Argentina es un país de contrastes. Contraste, que etimologicamente nos remite a la idea de oposición, de notable diferencia entre personas o cosas, una notable diferencia que, en ocasiones, no es otra cosa sino antagonismo. Argentina es un país de contrastes, de diferencias y, a veces también de enfrentamientos.

Un país donde la clase modesta es muy amplia y muy modesta y sus casitas de una sola planta y tamaño mediano contrastan con aquellas de la minoría rica, tremendamente rica, que vive en zonas residenciales donde no puedes aparcar y las casas parecen pequeños palacetes de estilo mega chalet americano.

Un país que luchó desde siempre por su independencia y libertad, por afirmar su soberanía e idiosincrasia como pueblo y que aún mantiene palabras como choclo, zapallo o remera pero que muestra una brutal influencia de las más variadas culturas: la gente come el tradicional asado en una rottisseria, los muchachos trabajan de delivery de algún restaurant de comida rápida y algunas verduras tiene nombres como zuchinni.

Un país donde el asado de vaca convive tranquilamente con los perritos calientes gigantes, las pizzas "estilo italiano", las pastas caseras y las hamburguesas más inverosímiles.

Un país donde aún se baila tango en la calle para los turistas y se imparten clases de milonga en las academias de danza pero donde el trance, el techno y el house triunfan en las discotecas más de moda.

Un país donde te puedes sentir como en dos épocas diferentes a la vez, con edificios tipo años 70, donde los comercios aún tiene letras pintadas en la fachada donde anuncian su actividad o productos y los coches son Ford Falcon del 63; y, a la vez, te encuentras el útlimo modelo de FIAT aparcado en la puerta de un micro centro que se parece más a Picadilly Circus o a la 5th Avenue que a la ciudad en la que, hasta hace un momento, creías pasear.

Y es que Argentina es un país de contrastes.