martes, 16 de junio de 2009

Botas de goma


"Siempre le había gustado saltar en los charcos con los dos pies juntos y sin botas de goma, solo para salpicar más y poder mojarse los dedos. Le encantaban las manzanas de caramelo y las nubes de algodón que algunos feriantes creaban hábilmente como de la nada, en una especie de filigrana de color rosa de sus sueños. Siempre había creído que su corazón sería de un rojo brillante y con esa forma tan perfecta de montañitas simétricas unidas abajo por un gracioso piquito, como de sonrisa mal dibujada. Por eso fue tan grande su decepción el día que decidió arrancárselo del pecho para regalárselo a una rana que no pudo ser príncipe. "

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