lunes, 1 de marzo de 2010

Tus dedos en mi espalda


Abri los ojos sonriendo en medio de la semipenumbra, tratando de identificar lo que me habia hecho despertarme apenas tres horas después de habernos acostado, ya casi de día. Entonces sentí tus dedos recorrer mi espalda arriba y abajo, haciendo slamlom, y tu aliento en mi nuca mientras me susurrabas:

- Me encanta tu cintura, la curva que dibuja con tus caderas.

Yo gemi bajito, casi como un ronrroneo, pero no me moví.

- ¿Cuanto tiempo llevas despierto?- Mi voz parecia venir del más allá, de mi propio País de Las Maravillas.

- Un rato...El suficiente para ponerme cachondo solo con mirarte, como me paso anoche, en la discoteca...Te veia moverte al rito de la música, tus tetas marcadas contra la camiseta, tus caderas con un balanceo casi obsceno...Te juro que estuve a punto de seguirte al baño y follarte alli mismo.

Entonces si, empecé a notar la humedad que me empapaba y me giré hacia ti, con esa sonrisa de niña traviesa que se me pone cuando quiero follar, y te rodee con mi pierna.

- ¿Y por qué no lo hiciste?

Tus dedos habian dejado de recorrer mi espalda y ahora jugueteaban con mis pezones erectos, mientras sentía tu polla, dura, contra mi vientre.

- No se, quizá me dio un poco de palo dejar alli a tu amiga y mis amigos plantados, iba a dar un poco el cante, ¿no crees?

De repente, tus dedos dibujaron una caida en picado hasta el centro del incendio que tenia entre las piernas y profundizaron a explorarme. Yo jadeé.

- ¿Desde cuándo me importa a mi dar el cante?Tenías que haberlo hecho- te reproché entrecortadamente entre besos, mientras mis manos descendían rápidamente hasta tu ávida entrepierna.

No hay comentarios: